El peeling es un procedimiento médico milenar. Su nombre deriva del término inglés “peel” que significa descamar.
Este tratamiento dermatológico es originalmente no invasivo e indoloro.
Este puede ser químico, mecánico o combinado. Realiza una exfoliación promoviendo renovación superficial, media o profunda.
La renovación de la piel se origina homogéneamente. Las células muertas se van desprendiendo y serán reemplazadas en cuestión de días, por una nueva piel... sí, una piel renovada, más uniforme, mucho más suave y con un brillo saludable no grasoso o untuoso, al cual llamamos luminosidad o “Glow”.
El peeling puede ser superficial, medio o profundo dependiendo de la indicación y plan de tratamiento trazado en la consulta dermatológica.
Con el buscamos mejorar el estado de la piel tratada, acelerando desinflamación y/o despigmentación de procesos como acné, rosácea, melasma, hiperpigmentación postinflamatoria (posterior a acné, embarazo, problemas vasculares), hiperqueratosis folicular, foliculitis; entre otros.
Con esta herramienta terapéutica obtenemos beneficios específicos como luminosidad, rehidratación, uniformización del tono y la textura de la piel. También es coadyuvante en el tratamiento y mantenimiento de la piel con cicatrices, líneas superficiales de expresión y otras condiciones dermatológicas.
¡Conversa con tu dermatóloga y entérate cuál es el peeling más apropiado para tí!
Laura Sofía Habib Araújo
Médica-Dermatóloga
@LHDERMATOLOGIA