El cáncer de pulmón es el crecimiento exagerado de glándulas malignas en los pulmones provocando falla y obstrucciones.
El neumólogo es un médico especialista en las enfermedades del aparato respiratorio. Se encarga de diagnosticar y tratar afecciones como el asma, la bronquitis crónica, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la neumonía, la fibrosis pulmonar, el cáncer de pulmón y otras enfermedades relacionadas con los pulmones y las vías respiratorias. Además, el neumólogo realiza pruebas de función pulmonar y ofrece asesoramiento sobre el manejo y la prevención de enfermedades respiratorias. Es recomendable acudir a un neumólogo si se presentan síntomas como tos persistente, dificultad para respirar, dolor en el pecho, o si se tienen antecedentes de enfermedades pulmonares o respiratorias.
El oncólogo es un médico especializado en diagnosticar y tratar el cáncer. Este profesional desarrolla planes de tratamiento personalizados para cada paciente, que pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida y terapias inmunológicas. Además, brinda apoyo integral al paciente y su familia, ofreciendo información sobre el pronóstico y el manejo de los efectos secundarios del tratamiento. Es fundamental acudir a un oncólogo ante la sospecha o diagnóstico de cáncer para recibir atención especializada y mejorar las posibilidades de recuperación y calidad de vida.
Un radioterapeuta es un especialista en realizar radioterapias, un tratamiento que implica el uso de rayos X de alta energía u otras formas de radiación para destruir o dañar las células cancerosas y detener su crecimiento. Este profesional trabaja en estrecha colaboración con un equipo multidisciplinario de oncólogos, radiólogos, físicos médicos y otros especialistas para planificar y administrar el tratamiento de radioterapia de manera segura y efectiva para cada paciente. El radioterapeuta utiliza imágenes de diagnóstico, como tomografías computarizadas (TC) y resonancias magnéticas (RM), para delinear el área a tratar y calcular la dosis de radiación necesaria para eliminar las células cancerosas mientras se minimiza el daño a los tejidos sanos circundantes. Además de administrar la radioterapia, el radioterapeuta también supervisa de cerca la respuesta del paciente al tratamiento, ajustando la dosis y la duración según sea necesario para optimizar los resultados. Es recomendable acudir a un radioterapeuta si se ha sido diagnosticado con cáncer y se considera que la radioterapia es parte del plan de tratamiento, para recibir una evaluación exhaustiva y un tratamiento personalizado que aborde las necesidades específicas de cada paciente.