Por lo general, la rinoplastia se realiza para corregir defectos nasales que son congénitos o adquiridos después del nacimiento. Los defectos congénitos incluyen labio leporino y paladar hendido, deformidades de la nariz debido a una lesión o infección que causa pérdida de tejido o que un lado de la nariz sea más plano que el otro.
Los defectos adquiridos pueden deberse a un traumatismo, como una nariz rota, o a una afección médica como la rinitis, que es una inflamación de la mucosa nasal. Además, la rinoplastia también se puede realizar por motivos estéticos.
Algunas personas no son buenas candidatas para la cirugía. Por ejemplo, las personas que fuman o aquellas con afecciones médicas que podrían aumentar el riesgo de complicaciones como diabetes o enfermedades cardíacas no deben someterse a cirugía. Si la rinoplastia se realiza por motivos estéticos, la nariz del paciente debe estar en buenas condiciones físicas para que pueda soportar el trauma de una operación.