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Bioseguridad dental en tiempos de COVID19 por la odontóloga Tarsys Loayza en Cartagena

Odontología

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Bioseguridad dental en tiempos de COVID19 por la odontóloga Tarsys Loayza en Cartagena

Desde hace varias décadas vienen coadyuvando los avances odontológicos a los diferentes protocolos estrictos de asepsia permitiendo día a día el transcender de la tecnología oral y que las transmisiones microbianas sean controladas en la consulta dental.

Hoy, con responsabilidad enfrentamos la alerta mundial generada por un microorganismo de origen viral -SARS-CoV-2 ( Covid 19) que ha vulnerado todos los estamentos clínicos y sociales.

Muchas estrategias y protocolos han surgido para la neutralización de su virulencia y que han sido cuestionados y aceptados por una sociedad llena de incógnitas frente a la veracidad y presencia de un ser letal.

Es importante destacar que dentro de los hallazgos relevantes de los estudios realizados las vías de transmisión directa interpersonal prevalece la inhalación de gotitas respiratorias (gotitas de Flügge) e indirecta por el contacto con superficies contaminadas (fomites).

Por tanto, las gotitas juegan un papel importante ya que pueden depositarse en las mucosas nasal, oral y conjuntiva y a partir de ahí producir la infección severa.

La transmisión interpersonal directa o indirecta a través de saliva también puede ser una vía de transmisión y se ha reportado la presencia de partículas virales en la saliva de individuos infectados. Además, se sugiere que la vía aérea a través de aerosoles es una importante vía de contaminación.

Lo anterior pone especial cuidado en que en muchos procedimientos dentales se generan aerosoles y gotas con agentes infecciosos estos pueden afectar a los profesionales de salud pero también extenderse a superficies y entorno de la clínica. Por este motivo, en el caso de la atención odontológica donde la distancia es mínima adquiere especial importancia la atención a la vía de transmisión en el manejo del paciente.

Por lo relevante de lo anterior mencionado enfrenta entonces la práctica dental un reto muy grande ante la vulnerabilidad de contagio. En este punto cabe mencionar que el uso de barreras estrictas físicas así como los aspectos de desinfección deben ser revisados por cada uno de los odontólogos y la clínicas dentales existentes a efectos de evaluar posibles cambios o ajustes a lo que actualmente se utiliza.

No debemos olvidar uno de los principios básicos de la bioseguridad que se basa en que el trabajador expuesto debe seguir las precauciones universales frente cualquier individuo sin importar si conocemos o no su serología u otros elementos (como estrato social, etc) ya que potencialmente puede portar y transmitir microorganismos patógenos.

Por otro lado, tener en cuenta que la transmisión podría ocurrir en contacto con pacientes asintomáticos y sintomáticos.

En un momento en que la mayoría de la población no está inmune y además se busca “aplanar” la curva de contagio.

Este punto es importante ya que las prácticas de bioseguridad buscan evitar y minimizar ésta y otras enfermedades infecciosas, pero esto no se circunscribe únicamente al acto de atención odontológica en sí, sino que trasciende a éste y aparecen medidas como, por ejemplo, espaciar la agenda de atención para minimizar los tiempos de contacto entre pacientes en la sala de espera.

Otro punto no menor, es que aún sigue la investigación del virus y la infección por él producida, por lo cual hay aspectos que aún están bajo estudio y evolución. Esto implica que los protocolos durante este brote estarán bajo constante revisión y actualización adaptándose al momento de la pandemia con el objetivo de de disminuir el riesgo de contagio.

Pero centrados en la actualidad de nuestro país debemos brindarnos estrictamente con agentes detergentes, barreras físicas como caretas y escudos.

Limpieza exhaustiva de consultorios y clínicas con las diferentes opciones tales como luz ultravioleta, nebulizadores ambientales y purificadores de aire de alta tecnología libres de ozono que van a permitir protección para el clínico, su personal de apoyo y sus pacientes haciendo que la latencia de esta amenaza biológica sea cada día más débil. Uniendo fuerzas vencemos este enemigo letal.

No estaba distante de la realidad cuando en 1962 Walter Molino visualizó en una magistral ilustración nuestra realidad actual. Pero con consciencia y responsabilidad individual y conjunta disfrutaremos de una vida maravillosa y miraremos el futuro con un gran optimismo.








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